Dicha palabra procede del término latino tolerantĭa, que significa “cualidad de quien puede aguantar, soportar o aceptar”. En
la actualidad, la Real Academia de la Lengua Española la define como “respeto a
las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o
contrarias a las propias” y creo que en esa “diferencia” está la clave.
¿Recordáis el famoso anuncio de coca-cola que llevaba
por título “para todos”? Si la memoria no me falla, venía a decir que dicha
bebida era para “los gordos, para los flacos, los optimistas y pesimistas, los
comprometidos y los románticos, para los que te quieren y no te quieren, para
los que viven solos o acompañados, para los que no se callan, para nosotros,
para todos”. Y ahora ¿qué os parece si cambiamos la bebida por el mundo en el
que vivimos y aplicamos todo lo demás tal cuál?
En una época en la que experimentamos cambios y
avances vertiginosos, parece mentira que nos sigan llamando la atención el
color de la piel, la religión que se profese, los rasgos físicos o la elección
sexual, y todo ello por lo que puedan decir u opinar los demás. Las personas
somos eso, personas, y es lo verdaderamente importante. Todos sangramos si nos
cortamos, todos necesitamos del aire para sobrevivir y todos sentimos y
padecemos ante las diversas injusticias.
HOY SOMOS TODOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario