El viernes 23 de octubre celebramos en
nuestro centro un pequeño acto relacionado con el Día
Internacional de la Biblioteca entregando los premios a los dos alumnos que
el pasado curso 2014-2015 más libros tomaron en préstamo de nuestra biblioteca:
Moustamed Belhaj y Antonio Domínguez Sastre. Como no podía ser de otra manera,
el premio consistía en dos libros de literatura juvenil.
También se leyó el pregón que este año 2015 ha
escrito Diego Arboleda, Premio Nacional de Literatura Infantil, para difundir
en toda España el Día de la Biblioteca,
y que a continuación se recoge:
Quizá
algunos penséis que esto no tiene mucho que ver con las bibliotecas y que,
además, como secreto, deja bastante que desear.
Alicia
en el País de las Maravillas
se publicó hace 150 años, y desde entonces los lectores de todo el mundo han
sabido que el conejo llega tarde, demasiado tarde, y por tanto tiene
prisa.
Reconoceréis,
eso sí, que no es un conejo cualquiera. Que sepamos, este es el único conejo
que usa chaleco y reloj de bolsillo, lo cual plantea una incógnita: si tiene
reloj, ¿por qué siempre llega tarde? ¿Quién es culpable de la tardanza? ¿El
conejo o su reloj? Los expertos no se han puesto de acuerdo sobre este punto,
que ha provocado graves discusiones entre veterinarios y relojeros. Y si se
alude al chaleco, es aún peor. Solo hay una cosa más peligrosa que una
discusión entre un veterinario y un relojero, y es una discusión entre un
veterinario, un relojero y un sastre. Es mencionar el asunto y se desenvainan
todo tipo de agujas (hipodérmicas, de coser y de reloj).
Así
que mejor volvamos al secreto. El Conejo Blanco casi siempre tiene prisa. Corre porque tiene miedo de que la
Duquesa y, sobre todo, la Reina de Corazones ordenen que le corten la cabeza.
Pero vosotros, que aún conserváis la vuestra, concentraos en ese casi. Es la clave, el secreto
mejor guardado del País de las Maravillas.
Casi siempre. ¿Cuándo no tiene prisa el Conejo Blanco?
Solo cuando visita un pequeño edificio escondido tras los árboles del bosque:
la biblioteca.
El
conejo se toma su tiempo para curiosear entre las abarrotadas estanterías.
Tiene un libro en mente pero, cuando se acerca a cogerlo, no puede evitar
fijarse en el tomo que lo precede, y en el de más allá (y, como ya sabéis, en
una biblioteca, el libro de más allá es al mismo tiempo el libro de más acá de
otro libro que está a su lado…). Demasiadas opciones. Lleva tiempo elegir un
libro. El conejo sabe que se encuentra en el hogar de la lectura, y la lectura
es un placer que se disfruta sin prisa.
Aunque
nadie haya mencionado antes esta biblioteca secreta, no lo dudéis, hay una en
ese extraño mundo que visitó Alicia. No puede ser de otra forma. Pues a pesar
de contar con el Sombrerero Loco, el Gato de Cheshire y la Oruga Azul, a pesar
de todos los animales fantásticos y las extraordinarias cosas que allí suceden,
todo eso no es suficiente para ganarse el nombre que ese mundo tiene. Un lugar
nunca podría llamarse País de las Maravillas si entre sus maravillas no se
contara una biblioteca.
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