martes, 31 de enero de 2012

FERNANDO NOS DA UNAS LECCIONES DE ASTRONOMÍA CON EL TELESCOPIO


En estas fotos (cedidas por PATRICIA), se puede ver cómo los alumnos observan la luna y los planetas con el telescopio.




De izquierda a derecha, Irene, Fernando (organizador de la actividad), Patricia y Miguel Ángel, profesores participantes.
FERNANDO, PROFESOR DE MATEMÁTICAS DEL INSTITUTO, ORGANIZÓ, LA SEMANA PASADA, UNAS LECCIONES DE ASTRONOMÍA, A LAS PUERTAS DEL INSTITUTO Y CON TELESCOPIO INCLUIDO. ESTE ES SU REPORTAJE:

Cuentan las crónicas que al atardecer de un día de enero, a la puerta de un instituto de un pueblo castellano, pasaron por allí abrigadas, entre alumnos del mismo y del colegio vecino, madres y profesores, unas cuarenta personas para observar, como en un ritual ancestral (NOTA 1), los astros de la cúpula celeste nocturna de aquel momento.


En la antigüedad ya se observó que en la cúpula celeste nocturna había astros que no guardaban sus posiciones relativas con respecto a la gran mayoría (las estrellas, que fueron organizadas en constelaciones) y a estos se los denominó planetas, cuyo significado etimológico es el de astros errantes. Todas las constelaciones dan la sensación de girar en la cúpula en el sentido contrario al de giro de rotación terrestre (aunque realmente la que gira es la Tierra), de ahí que el aspecto del cielo nocturno cambie según pasan la horas, aunque también lo hace según la estación del año en que se esté (depende del lugar que ocupe la Tierra en su órbita de traslación); pero también cambia con la aparición de esos astros errantes, que lo hacen no cuando quieren, sino cuando sus órbitas se lo determinan.
Cuando la noche comenzó a oscurecer el cielo observaron a simple vista, orientados hacia el sur, cómo brillaban en él los planetas Júpiter y Venus, hacia el oeste la casi ensombrecida Luna en su estrenado cuarto creciente y, más adentrada la noche, por el norte el Carro de la Osa Mayor, referencia ancestral para localizar la Estrella Polar y, por ende, el norte.
Al enfocar Júpiter con un telescopio generosamente prestado pudieron observar, difusamente, las bandas de distinto color que caracterizan su atmósfera, debido a sus diferentes composiciones químicas, y, pululando alrededor del planeta, a Ío, Europa, Gamínedes y Calisto, las cuatro “lunas de Galileo” como así se denominaron cuando en 1610 las observó a través de un telescopio rudimentario que construyó; hoy se conocen más de sesenta y cuatro, si bien estas son las más grandes (salvo Europa, son mayores que la Luna). Aunque es poco visible por su escasa densidad tiene un anillo a su alrededor, como el de Saturno.




Júpiter se considera una estrella frustrada; su composición es algo similar a la del Sol, pero tiene una masa insuficiente como para poder generar en su interior reacciones termonucleares; si fuese unas doce veces superior, se cree que sería una estrella.
Al planeta más grande del Sistema Solar se le asignó el nombre del dios más importante de los romanos.
Al enfocar al “Lucero Vespertino”, así conocido Venus cuando se deja ver al anochecer, observaron la gran luminosidad de este astro (tras el Sol y la Luna es el que más brilla en el cielo terrestre) que, a diferencia del resto de los planetas del Sistema Solar, gira en su movimiento de rotación al revés que todos y tarda más que ninguno: dos cientos cuarenta y tres días terrestres.
Su nombre lo toma de la diosa romana del amor y, cuando se avista al amanecer, también se le conoce como “Lucero del Alba”.



De esa tarde noche pudieron decir que la señora Luna no les fue propicia: vestida con riguroso traje negro de noche lucía una finísima diadema blanca con cráteres engarzados, se mostró tímida y, al verse descubierta tras los edificios enseñando su contorno serrado(NOTA 2)

e iluminado, pudorosa de mostrar sus encantos, se ocultó, lenta y discretamente, entre las copas de los árboles del horizonte en pos de la estela dejada horas antes por su estrella.

El Carro de la Osa Mayor tardó algo en dejarse ver; la visibilidad no era muy buena debido a la contaminación luminosa y de hecho no se pudieron identificar las constelaciones que estaba previsto. Tras observar en unas hojas (que se repartieron no sin esfuerzo pues los dedos de las manos ya acusaban el frío de la noche) la forma de El Carro y aprender cómo identificar en el cielo la Estrella Polar llevando cinco veces la distancia de las dos estrellas del extremo de El Carro en una línea imaginaria que las une, buscaron la Estrella Polar en la cúpula celeste con éxito; encontramos el norte.





Esta estrella tiene de especial que se encuentra en la prolongación del eje de rotación terrestre hacia el norte, motivo por el cual permanece inmóvil en la cúpula a nuestra vista, es el centro de giro virtual de toda la cúpula celeste y nos sirve de referente para buscar el norte (NOTA 3) cuando no está oculta por un cielo encapotado, claro está.
Alrededor de las ocho de la noche recogieron el telescopio y, con más o menos frío y hambre, cada cual se fue por donde vino, unos a estudiar porque tenían al día siguiente examen (NOTA 4), otras a preparar las cenas y algunos a preparar las clases, pero todos con la impresión de haber pasado un buen rato en un ambiente casi familiar y agradable y haber visto y aprendido algo nuevo.
Muchas gracias a todos por ir.

Irene, Patricia, Miguel y Fernando.

Las Navas del Marqués, 24 de enero de 2012.

Notas:1. Que conste que no hubo danzas, cánticos, sacrificios ni cosas raras.
2. …que no serrano.
3. Se refiere al norte geográfico, no al que algunas personas pierden y a las que se les dice “has perdido el norte”; que no vayan a buscarlo ahí porque no está.
4. Mal hecho o dicho: la víspera del examen no se estudia (ya se tiene estudiado), sólo se repasa.



MUCHAS GRACIAS A TI, FERNANDO, POR ORGANIZAR ESTA MARAVILLA DE LECCIÓN Y POR HACER PARTÍCIPES A OTROS PROFESORES Y ALUMNOS DE TU SABIDURÍA.

No hay comentarios: